Climatizar nuestras viviendas con el mínimo de energía
es una prioridad. El modelo de arquitectura pasiva surgió en la década de los
años 80, como consecuencia de la crisis del petróleo de los años anteriores y
de la necesidad de optimizar el uso de la energía.
Comentamos algunas opciones de este modelo de
arquitectura:
-Orientación de la vivienda. Aprovechamiento de la
incidencia del sol, de manera que se ayude y mejore la climatización de ciertas
zonas de la casa. Para evitar el efecto contrario durante el verano, cuando el
sol incide más verticalmente, se dota a las ventanas de aleros que generen
sombra.
-Sistema de recuperación de calor. Nos ayuda a renovar
el aire del interior sin perder todo el calor generado por nuestra calefacción,
o el frío de un aire acondicionado durante el verano.
-Bomba de calor. Nos aporta calor durante el invierno,
refrigeración en verano y,
durante todo el año, nos proporciona agua caliente
sanitaria.
-Aislar la vivienda lo mejor posible. Al aumentar y
mejorar el aislamiento térmico y acústico de la vivienda se consigue un mayor
confort y menos pérdidas energéticas, a través de paredes, ventanas y puertas.
-Otro concepto importante es la utilización de
materiales naturales, es decir, que apenas necesiten transformación, de modo
que se reduce el consumo de energía en su fabricación y su proximidad para
evitar costes de transporte.
Además, debemos concienciarnos sobre el efecto
negativo que producen nuestras viviendas sobre el medio que las rodea. Puesto
que el 20 % de la contaminación ambiental es producida por nuestras casas.